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2021-07-05 12:38:29
Francisco I
En una semana intensa para Francisco, en la que solicitó una solución para el Líbano, dijo que ciencia y religión jamás puede ser incompatible y emergen conflictos que amenazan en transformase en grandes crisis para la Iglesia Católica, José Ortega analizó el rol del Papa como actor de las relaciones internacionales, su rol de líder de la iglesia, y conducción del Vaticano.
“En Estados Unidos hay un grave conflicto que involucra al segundo de presidente católico, Joe Biden debido a que un sector muy conservador de la iglesia enquistada contra Francisco por su política de cambio, ha señalado que está analizando negar la comunión a Biden en razón de sus posturas favorables al matrimonio igualitario y a la interrupción voluntaria del embarazo”, especificó Ortega.
Y agregó que se ha generado debate en el seno de la iglesia norteamericana, además, porque oficialmente la conferencia episcopal se desmarcó de este pronunciamiento, pero el poder del grupo de obispos en contra de Biden es muy grande.
Del otro lado del Atlántico, en contrapartida, y precisamente dentro de los márgenes de la iglesia alemana “se conjugan dos cuestiones: su enorme poder económico y teológico”.
Resaltó: “En Alemania las dinámicas eclesiásticas apuntan a varias bandas”.
En primer lugar, el especialista en política internacional, destacó, que ha iniciado el camino del sínodo, orientado asesoramiento del Papa y la toma de decisiones, a diferencia del concilio establece reglas para toda la iglesia.
La posibilidad, por ejemplo, de incorporar en el servicio a mujeres, aviva el debate que se ha extendido a otros países y sube la temperatura en torno al intercambio entre los núcleos más duros del Vaticano y los actores de Sínodo.
Por otro lado, cien sacerdotes alemanes dispusieron casar simultáneamente parejas de un mismo sexo, en abierta rebeldía a las disposiciones del Vaticano y su advertencia. A esto se suma la renuncia del obismo de Munich, cardenal Reinhard Marx, ante la incapacidad de dar explicaciones en torno a una investigación por abusos cometidos de miembros de la iglesia, renuncia que no sólo no fue aceptada por Francisco, sino que además le solicitó que redoble su esfuerzo en la causa.
“Es evidente que el Francisco jefe de Estado ha podido inaugurar un tiempo de profundo replanteo en la iglesia de una serie de cuestiones. Antes hubo un Ratzinger y un Wojtyla que generaron las condiciones para que ese paso siguiente pudiera desplegarse de la manera en la que se está desplegando”, reflexionó.
Además, planteó: “Jorge Bergoglio no fue un sacerdote que apoyase un matrimonio igualitario, por el contrario, cuando era cardenal de Buenos Aires mantuvo encendidas disputas con Kirchner, pero de esto se trata la evolución del mundo”.
“Para Francisco, es posible que haya dos virtudes vitales para sobrellevar lo que viene: resiliencia, y la tolerancia, al pensar que está destinado a ser el líder más virtuoso de esta primera mitad del S XXI”, concluyó.
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