Por Redacción
2021-11-19 14:06:14
David Lebón, músico.
Por Joaquín "Colo" Alonso
A veces resulta emocionante encontrarte a músicos como David Lebón en un escenario. Enfrentarte a canciones que hoy ya podrían considerarse patrimonio cultural de una nación para desarmarte ante alguien que inventó gran parte de lo que somos como escuchas. Anoche, en el escenario de Espacio Quality, vimos a un hombre quebrado canalizando un dolor indescriptible mediante la pasión y los valores más nobles del rock and roll. Vimos al artista con la sal en la herida, mientras el alma se cura poco a poco con canciones.
A esta altura, hay poco que pueda decirse sobre David Lebón sin caer en el cliché que nos desprende la admiración absoluta hacia uno de los guitarristas más sensibles del rock argentino pero, hay que decir, que tiene la virtud de haber sobrevivido al canibalismo incipiente de una industria cruel como pocas para reencarnar tantas veces como fuera necesario sin perder la identidad y eso que en el blues se llama MOJO, que no es otra cosa que la personalidad y el estilo necesarios para subirse a un escenario a desplegar fantasmas discursivos bajo el halo de un mensaje que logre penetrar en el inconsciente popular. David lo mantiene, sostiene y exprime.
Creo que parte de su relación con la música es terapéutica y entre el público se advierte un duelo inevitable del cual poco se hablará durante el show, pero estará implícito en cada intervención de David sobre un presente inalienable, el amor como refugio y una gira que resulta en intento de exorcismo ante fantasmas tan profundos. Porque el dolor es el dolor y el arte es catarsis, entrega y corazones abiertos.
Hay un segundo círculo que se cierra dentro de este concepto emotivo, que es la relación con una banda consolidada no solo en una potencia y claridad alucinantes, sino también en el carácter fraternal de quienes han tocado juntos por tanto tiempo, sumado a la solidaridad de un líder que abre el escenario a sus músicos y da lugar a protagonismos momentáneos, pero especiales. Es un grupo armado a fuerza de motores compositivos y elevados por el virtuosismo de una formación elegida con recelo, que junta a Leandro Bulacio en teclados, las guitarras de Dhani Ferrón y Tavo Lozano, y la elegancia de la base rítmica de Roby Seitz en bajo junto al histórico Daniel Colombres en batería.
David Lebón merece el reconocimiento que ha logrado en esta última resurrección. Es de esos pocos compositores que pudieron aportar enormemente y mantener un perfil bajo dentro de formaciones con egos monstruosos como Serú Girán, Pescado Rabioso o Pappo´s Blues. Es tremendo poder disfrutar, desde nuestra juventud, a músicos que han hecho tanto y, mientras recuerdo las pantallas que repetían los anuncios de futuros shows de Nicky Nicole y Chano en la previa del recital, pienso que deberíamos reflexionar sobre cuánto de ese lenguaje es posible gracias a quienes pretendemos enterrar mediante nuestras nuevas revoluciones culturales. Tal vez, las antenas deban orientarse también ante estos bastiones y filtrarlos con las nuevas ópticas para asimilar lo que nos suma y descartar lo que nos rompe. A lo mejor, encontremos algo para construir.
Mantenete al día con las últimas noticias, programas y eventos.