Por Redacción
2020-11-16 15:45:40
Portada de “Wildflowers” de Tom Petty.
Hay quienes piensan que la libertad es una búsqueda interminable y un concepto inevitablemente inacabado. Un deseo surgido de la falta como constitutivo del sujeto, imposible de satisfacer y negador de la felicidad plena que, dicho sea de paso, para quienes postulan estos enunciados, no existe. Yo elijo creer en la posibilidad de concreción de las utopías, en la libertad como hecho poético, político y artístico. En realidad no elijo, lo que me resulta imposible es no creer en que los horizontes son alcanzables, aún cuando están en movimiento y relativización constante. El éxito, muchas veces, es poder seguir el camino plantando nuestras banderas y no precisamente alcanzar su final. La felicidad no se determina bajo estándares ajenos, y la libertad, por supuesto, tampoco.
TOM PETTY es, en mi opinión, el cancionista popular más infravalorado de la industria musical moderna pero, al mismo tiempo, es también una de las influencias que más ha logrado interpelar en la cultura rock de los últimos 30 años. No existe compositor argentino que no reconozca a Petty entre sus altares. Una estadística incomprobable, pero conveniente en este acto de sofismo y retórica absolutista. Negar el peso histórico de Tom Petty sería un hecho marcado por un desconocimiento brutal y una falta de respeto a la investidura de una figura capaz de ser considerado par por personajes tan relevantes como Bob Dylan, George Harrison o Johnny Cash.
WILDFLOWERS sería un punto de quiebre en una carrera ya empatada con la gloria, pero que pondría al artista en un pedestal necesario para reconciliarse consigo mismo, en el que pondría sus propias reglas del juego como primera incursión realmente solista sin la intervención compositiva de los heartbrakers, que hasta el momento habían sido el sostén de una especie de despersonalización artística con la que convivía desde fines de los 70´. Wildflowers es la declaración definitiva de la canción norteamericana. El manifiesto estilístico de lo que debe ser la libertad. Es la canción que suena durante el caos de una pelea de bar. La ruta abierta entre dos montañas mientras un cadillac descapotable se aleja del anacrónico sueño americano por pura convicción.
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