Por Redacción
2021-01-07 19:29:49
Portada de "Core" de Stone Temple Pilots.
Lamento decirte que, si todavía no sucedió, en algún momento vas a colapsar anímica, física y psicológicamente por un rato o unos días, y resulta necesario entender que es completamente normal y no significa que tu vida se vaya a desmoronar ni que te estés volviendo loco.
Me animo a avisarte que, incluso, es posible que reacciones de maneras un tanto violentas si se te va de las manos, pero también me toca decirte que sería mucho más sano tener en cuenta que la música también es un vehículo para canalizar toda esa frustración y dirigirla hacia espacios de acción un tanto menos peligrosos. Bienvenidos a la parte oscura del distanciamiento social. Transite con cuidado.
STONE TEMPLE PILOTS moldeó una discografía que condensa la violencia psicológica, el abuso de sustancias, el sexo violento, la frivoliodad, el encierro, la depresión y hasta los ataques de ira desesperados desde la lírica pesimista escupida por un Scott Weiland quebrado y agresivo, brillante entre drogas duras y un corazón tan roto como incendiado y sostenido en la gloria de un grunge brotado por un soleado nacimiento californiano, enmascarado por la distorsión de los hermanos DeLeo y la profunda sensibilidad hardrockera de Eric Kretz.
Si bien CORE, al ser un disco editado en el 93, parece una alegoría más de la tristeza salida de Seattle, nos enfrenta a temores más profundos, como la intrascendencia, la muerte, el terror a la soledad y la locura inesperada. Es un álbum que refleja la fragilidad de una persona atormentada por sus propios demonios y la incapacidad para enfrentar un mundo en el que es cada vez más difícil sentirse parte de un cambio real. No es más que la sangre caliente hirviendo para no morir de tristeza.
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