Por Redacción
2021-01-19 16:25:05
Portada de "Horrible" de Suarez.
Nos resulta imposible comprender lo que pueda haber después de la muerte y, sin embargo, seguimos buscando tal vez por necesidad psicoanalítica o simple curiosidad antropológica, un indicio del descanso eterno, el paraíso o la nada. Mientras tanto, nuestra vida sigue sucediendo y su único sentido real es el de no ser olvidados y enterrados bajo el silencio de lo que no hicimos. La única muerte de un artista es precisamente esa. El olvido, y no existe peor arma contra un discurso artístico, que el silencio obligado y la censura.
ROSARIO BLÉFARI fue una de las voces al frente de una escena nueva y alternativa fuertemente influenciada por los sonidos que llegaron al país durante los primeros años 90, a través de discos de My Bloody Valentine, Jesus and Mary Chain, Pixies y mis queridísimos Pavement. SUAREZ izaba las banderas de las guitarras disonantes, delays interminables y voces llenas de reverb, pero por sobre todas las cosas, defendían su independencia artística como respuesta a una industria musical que se les negaba sistemáticamente. ¿Creías que el indie había nacido con "El Mató"?, pues no, lo importamos con muy buen gusto en plena era menemista.
HORRIBLE fue el ejemplo perfecto de que no era necesario el respaldo de un sello discográfico multinacional para componer, editar y promocionar un disco que representara la búsqueda de experimentación ante la estandarización de las estructuras del formato canción. El Shoegaze criollo tomaba forma con una travesía de imaginería pop desencantada y saturada. Horrible es un conjunto de texturas entrelazadas. Un experimento de insanía auditiva y lisergia desestresante. Es el encanto involuntario cuando las flores caen delante de un calideoscopio.
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