Por Redacción
2021-02-10 15:15:24
Adolfo Ruíz, periodista y escritor del libro Rebelión
El periodista y escritor del libro Rebelión estuvo en PostMundo hablando sobre las fugas del complejo penitenciario UCA. Se mostró preocupado por la situación y afirmó que es alarmante que haya dos fugas con el mismo método y un tercer intento con el mismo sistema.
El 29 y 31 de enero hubo dos fugas en la UCA mediante un boquete en la pared. A la semana siguiente, personal penitenciario encontró un nuevo boquete sin terminar y una moto escondida en las cercanías del complejo.
Adolfo Ruíz se mostró alarmado y se preguntó: “¿Cómo es esto que se ten van los presos haciendo un hueco en la pared? ¿No hay ningún mecanismo de prevención, intercepción nada?”. También explicó que “Cuando pasa algo de forma recurrente, tan básica, eso te está indicando otras cosas” y amplió: “Estas son señales de alarma o simplemente son expresiones de un conflicto mucho mayor que se esconde en ese establecimiento penitenciario”.
En el caso de la segunda fuga, el personal penitenciario logró recapturarlo. Sobre esto contó: “al penitenciario lo agarraron y lo ‘disciplinaron’, eso significa básicamente cagarlo a trompadas y después llevarlo a enfermería para que se enfríe”.
Sobre lo que implica una fuga, explicó: “hay una bohemia, una mística de la fuga”, además “entre internos hay un fuerte respeto por el tipo que se logró fugar”. Pero también explicó que “la mayoría de las veces son fugas que no duran prácticamente nada” porque “son gente que no tiene recursos como para tener alguien que os cubra o los lleve a algún lado”.
En estos casos “esas personas que son casi infrahumanos, necesariamente tienen que recurrir nuevamente al delito y por lo general a delitos más básicos que los que lo llevaron a la cárcel”. Por otro lado, explicó que “es muy común que haya un castigo físico a los fugados de parte de los penitenciarios porque cuando hay una fuga eso implica que hay sanciones o hasta desvinculaciones o bajas”. Además “hay un mensaje disciplinador en caso de que los reencuentre y en el caso de que el fugado pueda estar en libertad un tiempo, vive en condiciones mucho peores a los que lo llevaron a la cárcel”, por lo que “nunca es buena noticia una fuga”.
Finalmente reflexionó sobre la situación particular de la UCA: “la UCA es una cárcel que no reúne las mínimas condiciones”. Detalló que “el pabellón naranja, que es donde se han producido los boquetes, se han construido con ladrillos huecos (…) eso implica una precariedad edilicia que no pasa ningún tipo de prueba de calidad”. Además, contó que “están a más del doble de su capacidad porque la justicia firma prisiones preventivas y manda gente a la cárcel sin saber a dónde lo están mandando”.
La UCA “tienen el personal penitenciario que deberían tener para 450 personas y están por arriba de mil”. También presagió que “estas fugas se van a seguir repitiendo” y que “no nos podemos hacer los sorprendidos, sobre todo en esa cárcel donde las condiciones generales están dadas para que haya problemas todos los días”.
Mostró gran preocupación por la situación de la UCA: “esa cárcel no explota porque es un milagro” y “cruzamos los dedos de que no haya muertos, que no haya heridos (…) mientras esperamos que no estalle el volcán, es una situación preocupante”
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